En Nuestra Lengua: Escuela de español enseña lenguaje, crea comunidad
“Ojos aquí” dice en español la maestra, Patricia Valenzuela, haciendo que los 19 estudiantes de segundo grado se queden en silencio y volteen a mirarla mientras el silencio se extiende por el salón de clases. “¿Alguien sabe en qué país la gente celebra el Día de Reyes?” pregunta.
Media docena de manos se disparan al aire, sus dueños ansiosos de contestar.
¿Venezuela?
¿Argentina?
“No,” responde la maestra. “Es en España y México, cuando los niños abren sus regalos en enero.”
En casa para las fiestas
Es el último sábado del semestre de otoño y, como lo hacen todos los sábados, 200 estudiantes pre-kinder a 4º grado pasan la mayor parte del día En Nuestra Lengua. Este programa en español de alfabetización y desarrollo cultural reúne a estudiantes, padres, educadores, miembros de la comunidad universitaria y de la comunidad hispanohablante en general para contrarrestar la brecha en el rendimiento académico de los hispanos brindándoles la oportunidad de aprender y practicar su primer idioma, y para ayudarlos a convertirse no solo en bilingües sino también en biculturales y biletrados.
Fundado hace siete años por los profesores de Universidad de Michigan Teresa Satterfield y José R. Benki, el programa se lleva a cabo Escuela Primaria Bach en Ann Arbor, y consiste en un plan de estudios de español en matemáticas, ciencias y artes que refleja el currículo en inglés del distrito. Para garantizar que la oportunidad esté disponible para quienes más la necesitan, la matrícula es gratis para el programa que ha sido destacado por el Centro de Lingüística Aplicada en Wash. DC como un programa modelo digno de ser replicado.
El programa, Satterfield señala, es tan exitoso que el 80 por ciento de los estudiantes leen a nivel de grado o superior en español y el 90 por ciento leen a nivel de grado o superior en Inglés. Exámenes de progreso tienen lugar cada 10 semanas en el programa y se llevan a cabo evaluaciones formales de fin de año. El programa también tiene un componente educativo para los padres, el 98 por ciento de los cuales participan en el programa. La lista de espera para el programa es tan larga como el número de estudiantes inscritos.
En Nuestra Lengua también colabora con universidades locales y nacionales y programas de pasantías, lo que le permite recibir a estudiantes de posgrado que proporcionan técnicas e información de vanguardia para nuevos componentes de investigación.
Encontrando comunidad
Satterfield dijo que hubiera deseado que existiera un programa como En Nuestra Lengua cuando su familia emigró a los Estados Unidos desde Panamá. Entonces, ella fue asignada a un programa de educación especial que no necesitaba, algo que ocurre a menudo a nuevos inmigrantes.
“Para mí, esta es una travesía muy personal así como profesional”, dijo Satterfield. “Vine a los Estados Unidos cuando tenía seis años. Fue muy traumático. Me afectó, y no muy positivamente. Terminé reflejando algunos de los comportamientos que observé en los otros niños, que estaban allí por razones legítimas. Terminé dejando de hablar cualquier idioma durante un año. Simplemente dejé de hablar.”
Con el tiempo, Satterfield aprendió a adaptarse, pero no fue hasta la secundaria que redescubrió su lengua materna, el español, y también aprendió francés. Así comenzó su fascinación por el aprendizaje de nuevos idiomas y las puertas que abren a otras culturas. Hoy Satterfield es un lingüista especializada en la adquisición del lenguaje en el contexto de la cultura Latina y Afro Latina en Estados Unidos.
“Definitivamente me veo en los niños de en Nuestra Lengua”, dijo. “Entiendo la experiencia de los padres que también necesitan apoyo que no necesariamente están encontrando en las escuelas, apoyo que les ayudaría a navegar un nuevo país y sistema educativo y les ayude a apoyar a sus hijos como necesitan hacerlo.
“Muchos de esos padres se sienten intimidados por el inglés. Tal vez no entienden las cosas que se les pide a sus hijos a hacer en el aula“, continuó. “Es algo nuevo. Nuestro programa está cerrando esa brecha para que no sólo los niños tengan éxito y mantengan su idioma, sino también para que los padres sepan de qué se trata el sistema escolar americano y cómo ellos, como hablantes de español, pueden modelar el lenguaje y apoyar la educación de sus hijos aquí en los EE.UU”
Ayudando a padres criando hijos bilingües
Satterfield dice que el programa de español es único en su enfoque en cultivar la participación de los padres latinos. Mientras los niños están en clases, los padres y apoderados también participan en las sesiones informativas semanales. Los talleres, llevados a cabo en español, aumentan las interacciones de los padres con las escuelas ayudándoles a entender las demandas del aula de los EE. UU. Y brindan orientación sobre las prácticas del hogar para fomentar el aprendizaje en el aula.
Al comienzo y al final del año escolar, los adultos son entrevistados y completan cuestionarios sobre conductas y actitudes de alfabetización familiar con respecto a la educación. En las evaluaciones, los padres informan que son al menos un 50% más visibles y proactivos en sus interacciones con las escuelas primarias locales, y también participan en al menos un 50% en prácticas educativas más sanas en el hogar, según una investigación por Viktorija Tijunelis, Satterfield y José R. Benkí.
Para los padres como Wendy Tashian, el programa tiene un valor incalculable. Originaria del Perú y profesora en la UM, Tashian dijo que su hija, Nikki, se unió al programa cuando tenía cinco años. Nikki está ahora en “El Club de Lectores” para seguir practicando su español.
“Hay pocas personas en mi comunidad que hablan español y que tienen niños de la misma edad que mis hijos”, dijo Tashian. “Con este programa, nos encontramos con otras familias, vamos al parque, cenamos juntos. Hemos podido formar una hermosa comunidad. Y mi hija de 12 años de edad, lee libros, los analiza, los crítica en español, y me encanta.”
Victor Kareh también es un fan. Su hijo mayor acaba de comenzar a asistir al programa de este año.
“Es muy importante para mí que aprenda español, primero para poder comunicarse con su abuela, con los tíos y tías, y con todo el mundo que habla español”, dijo Kareh, que es de Puerto Rico y ha vivido en la zona durante más de una década. “Y yo creo que es importante ser bilingüe. Es parte de mi cultura: Somos bilingües por tradición y ser capaz de mantener el bilingüismo es importante para mí”.
Exámenes finales y comida
Es el último día antes de las vacaciones de invierno y los estudiantes se sientan a tomar sus exámenes finales.
Al final del pasillo, sus padres, muchos de los cuales han estado cocinando hasta tarde la noche anterior, se preparan para la recaudación anual de fondos en la cafetería de la escuela. A la venta estarán platos caseros preparados por los mismos padres, dispuestos por país de origen: Arepas de Colombia, merengues y alfajores de Argentina, café de Nicaragua, té de Guatemala.
Y aunque el objetivo principal del evento es recaudar fondos para el programa de español, la actividad pronto se transformará en una reunión de la comunidad. Los padres comparan los distintos platos y condimentos, intercambian números de teléfono a medida que los niños, una clase a la vez, pasan probando los platillos y aprendiendo un poco de los países representados.
“Eso es de Argentina,” dice una niña, en español, después de reconocer la bandera en el frente de la mesa. En otra mesa, una profesora señala los platos de México, y cómo se diferencian de los de Colombia.
“Me encanta que mis hijos estén en este programa, aprendan sobre la cultura y conocer a los inmigrantes de todos los países diferentes”, dijo Cristina Arriaga, originaria de España, que tiene tres hijos, de 5, 7 y 10 años, en la escuela.
“Ha sido increíble para el desarrollo de mi hijo no sólo académicamente, sino socialmente para poder integrarse en la comunidad latina”, añadió Catalina Ormsby, directora adjunta del Programa de Oportunidad de Investigación de Pregrado en la UM. Ormsby es originaria de Colombia, y su hijo Anthony ha estado en el programa durante tres años. “Es sorprendente que tengamos este programa en Ann Arbor y poder compartirlo con las familias latinas en la comunidad”, dijo.
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