Los adolescentes que vapean se enfrentan a los peligros de algunas toxinas, según un estudio
Los adolescentes que usan cigarrillos electrónicos se exponen a toxinas que provocan cáncer, sobre todo si usan los productos con sabor a fruta, según un estudio reciente.
Los análisis de orina revelaron unos niveles elevados de 5 toxinas distintas en el cuerpo de los adolescentes que usan cigarrillos electrónicos (lo que también se conoce como vapear). Y todas las toxinas son carcinógenos conocidos o se sospecha que lo son, dijo el investigador principal, el Dr. Mark Rubinstein, profesor de pediatría en la Universidad de California en San Francisco.
Los adolescentes que vapeaban cigarrillos electrónicos tenían una cantidad de toxinas de hasta 3 veces mayor en su orina que los adolescentes que nunca habían vapeado, encontraron los investigadores.
“Una de las razones por las que los adolescentes están usando estos productos es que creen que son seguros y/o más seguros que fumar cigarrillos”, dijo Rubinstein. “Basándonos en estos resultados, si los adolescentes siguieran usando estos productos a lo largo de los años, creemos que podría ser peligroso”.
Todas estas toxinas (la acroleína, la acrilamida, el acrilonitrilo, el crotonaldehído y el óxido de propileno) pertenecen a una clase de sustancias conocidas como compuestos orgánicos volátiles (COV).
En particular, los cigarrillos electrónicos con sabor a fruta produjeron unos niveles significativamente altos de acrilonitrilo. Esto es preocupante porque los sabores de fruta son los más populares entre los adolescentes, y el acrilonitrilo es un carcinógeno conocido, indicaron los investigadores.
“Ahora mismo, muchos de los sabores que se están mercadeando parecen dirigirse claramente a los adolescentes”, dijo Rubinstein. “Creo que es difícil argumentar que se están mercadeando estos productos a los adultos que están intentando dejar los cigarrillos cuando se ofrecen sabores como ‘caca de unicornio’ y chicle”.
Se liberan compuestos orgánicos volátiles cuando el líquido del cigarrillo electrónico se calienta hasta que se convierte en vapor, explicó Rubinstein. El líquido contiene disolventes que están aprobados como aditivos alimentarios, pero cuando se calientan estos aditivos pueden formar otras sustancias químicas, incluyendo los COV, comentó.
Los COV tóxicos están presentes en los cigarrillos de tabaco tradicionales, y en mayores cantidades. Los investigadores que realizaron el nuevo estudio afirmaron que los “usuarios duales” (los adolescentes que fuman cigarrillos y vapean cigarrillos electrónicos) tenían unos niveles de las cinco toxinas hasta 3 veces más altos que los que solo vapeaban.
Gregory Conley, presidente de la Asociación Americana del Vapeo (American Vaping Association), una organización sin fines de lucro que defiende los cigarrillos electrónicos, dijo que “los resultados de este estudio concuerdan con las investigaciones anteriores que estiman que el riesgo de cáncer por el uso de cigarrillos electrónicos es más bajo que dicho riesgo por fumar cigarrillos. Aunque está claro a partir de los datos que las fuentes ambientales de las toxinas jugaron un papel considerable en los niveles medidos en todos los grupos, no obstante los datos muestran unas reducciones significativas en la exposición entre los que usaban exclusivamente cigarrillos electrónicos”.
Pero según el Dr. Norman Edelman, asesor científico principal de la Asociación Americana del Pulmón (American Lung Association), los resultados del estudio muestran que los cigarrillos electrónicos no son tan inofensivos como algunos podrían pensar.
“Ahora bien, es cierto que si fumaran cigarrillos combustibles consumirían una mayor cantidad de estas cosas”, señaló Edelman. “Pero esto deja muy claro que vapear no es seguro”.
A fin de investigar la exposición a partir de los cigarrillos electrónicos, los investigadores observaron 3 grupos distintos: los usuarios de cigarrillos electrónicos, los “usuarios duales” que también fuman cigarrillos electrónicos, y los adolescentes que no fuman ni vapean.
Los investigadores reclutaron a 103 participantes con un promedio de edad de 16 años y analizaron muestras de orina de todos ellos en busca de la presencia de compuestos orgánicos volátiles que podrían ser peligrosos.
“Lo han hecho correctamente. No están midiendo lo que hay en el líquido que se vapea, sino que están midiendo lo que llega al cuerpo de los adolescentes, que es realmente la pregunta importante”, dijo Edelman.
Todos los cigarrillos electrónicos parecen crear COV, incluso aquellos que no contienen nicotina. Se encontraron niveles altos de los COV acrilonitrilo y acrilamida en la orina de los adolescentes que dijeron que no usaban ningún líquido que contuviera nicotina en los cigarrillos electrónicos.
“Eso fue interesante y nos sorprendió”, aseguró Rubinstein. “Aunque la mayoría de los adolescentes usaron productos que contenían nicotina, algunos no y pudimos encontrar estas toxinas incluso en ellos. Eso se debe a que estos productos siguen teniendo disolventes, aunque no haya nicotina”.
Edelman dijo que el estudio pone en evidencia la asunción errónea de que dado que los cigarrillos electrónicos son “más seguros” que el tabaco, pueden servir como sustituto para dejar de fumar.
“El método más seguro es dejar de fumar, y el método más seguro para los adolescentes es la prevención del tabaquismo”, afirmó Edelman. “Lo que me preocupa es que toda esta conversación sobre si es ‘más seguro’ con el objetivo de reducir los daños va a hacer que nos olvidemos de la importancia de la prevención del tabaquismo y de dejar de fumar”.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. debe establecer una regulación a los cigarrillos electrónicos, especialmente con respecto a los adolescentes y a los productos con sabor a fruta que parecen dirigirse a los adolescentes, señaló Rubinstein.
“Sin duda creo que debe haber una mayor regulación para evitar que los adolescentes usen estos productos”, concluyó Rubinstein.
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