Nunca ignore la depresión
Los estudios muestran que la depresión se reporta pocas veces. Las personas no están recibiendo la ayuda que necesitan, a veces porque no conocen las señales de advertencia o a dónde dirigirse, o se sienten avergonzados debido al estigma que todavía puede haber alrededor de los problemas de salud mental.
Pero las cifras son demasiado altas para que se las ignore. Hasta el 26 por ciento de las mujeres en EE. UU. y hasta el 12 por ciento de los hombres experimentarán un depresión mayor en algún momento de su vida. En cualquier año dado, eso equivale a 16 millones de adultos estadounidenses.
Hasta 1 de cada 33 niños y 1 de cada 8 adolescentes también tienen problemas con la depresión; eso equivale al 9 por ciento de los jóvenes de 12 a 17 años de edad en un año dado. Y una nueva investigación sugiere que esas cifras podrían ser incluso mayores.
Es importante reconocer las señales de depresión en usted mismo o en un ser querido, incluyendo un menor, y conseguir la ayuda de un médico.
Señales de depresión:
Una tristeza, ansiedad o un sentimiento de “vacío” persistente
Sentimientos de desesperanza, culpa, inutilidad e indefensión
Pérdida del interés en las aficiones y las actividades favoritas
Una falta de energía y una fatiga persistente
Dificultades para concentrarse, recordar y tomar decisiones
Dificultades para dormir, para despertarse temprano en la mañana o dormir mucho
Cambios en el apetito y/o el peso
Inquietud o irritabilidad
Síntomas físicos, incluyendo el dolor
Pensamientos de muerte o pensar en el suicidio
Actúe inmediatamente si usted o un ser querido está teniendo pensamientos suicidas. Si está pensando en hacerse daño o en intentar suicidarse:
Llame al 911 o vaya a la sala de emergencias del hospital más cercano.
Llame gratis a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio de 24 horas al 1-800-273-8255.
Pida a un familiar o a un amigo que le ayude a hacer esas llamadas o a llevarle al hospital.
El estigma con respecto a la depresión existe, en parte, porque no se entiende bien. Pero un estudio encontró que una vez las personas reciben educación sobre ella (ven que es una enfermedad y no algo que los afectados provoquen ellos mismos) son más propensos a cambiar su modo de pensar y a aceptar que la depresión puede y debe tratarse.
Los familiares de alguien que esté pasando por una depresión deberían recibir educación sobre la enfermedad, porque ellos son una parte importante de la red de respaldo de la persona deprimida y pueden ayudar a prevenir la recurrencia.
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