Un estudio vincula la fiebre durante el embarazo con el autismo
Los niños cuyas madres sufren de algún tipo de fiebre durante el embarazo podrían tener unas probabilidades ligeramente más altas de desarrollar un trastorno del espectro autista, sugiere un estudio.
El estudio de gran tamaño encontró que un episodio de fiebre en el segundo trimestre podría aumentar el riesgo de autismo en un 40 por ciento. Varios brotes de fiebre después de la semana 12 del embarazo podrían multiplicar el riesgo por tres, reportaron los investigadores.
“La fiebre es una respuesta a una amplia variedad de infecciones, y es común durante el embarazo”, dijo la investigadora líder, la Dra. Mary Hornig, profesora asociada de epidemiología en la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
Pero apuntó que “el riesgo absoluto es bajo. La inmensa mayoría de mujeres que contraen una infección con fiebre, incluso la gripe, al final no acaban teniendo un hijo con autismo”.
Hornig también advirtió que este estudio no puede probar que la fiebre durante el embarazo provoque el autismo, solo que parece haber una asociación.
Los investigadores tampoco pueden decir qué aspecto de la fiebre podría tener este efecto. Hornig especuló que podría implicar que la reacción del cuerpo a una infección que provoca fiebre también tiene un efecto en el desarrollo del cerebro del feto.
“Algo de la respuesta inmunitaria de la madre podría aumentar el riesgo del bebé”, planteó Hornig. “Pero no en todas las madres. No creemos que esto sea una vía para el autismo. No creemos que esta sea la única forma de desencadenar el autismo en los niños”.
Sorprendentemente, los observadores no observaron una gran reducción en el riesgo asociado con la fiebre cuando las mujeres tomaron acetaminofén (Tylenol), dijo Hornig. “Anticipamos que veríamos un efecto más grande”, señaló.
Thomas Frazier, director científico de Autism Speaks, dijo que “lamentablemente, el estudio no pudo determinar con exactitud qué conduce a esta relación: la fiebre en sí, cualquier infección materna, o tipos específicos de infecciones”.
Para el estudio, Hornig y sus colaboradores recolectaron datos sobre casi 100,000 niños nacidos en Noruega entre 1999 y 2009.
Entre esos niños, casi 600 fueron diagnosticados con un trastorno del espectro autista.
Las madres de casi 16,000 niños reportaron tener una o más fiebres durante el embarazo. Esa tasa (un 16 por ciento) es similar a la tasa de fiebres reportadas por las mujeres embarazadas en Estados Unidos, comentó Hornig.
Los investigadores encontraron que el riesgo de autismo aumentó en un 34 por ciento cuando las madres reportaron fiebre en cualquier momento del embarazo.
Al especificar según el trimestre, la tasa de autismo aumentó en un 34 por ciento cuando una madre tuvo una fiebre en el primer trimestre, y en un 40 por ciento con una fiebre en el segundo trimestre. En el tercer trimestre, una fiebre materna se vinculó con un aumento del 15 por ciento en el riesgo de autismo, encontró el estudio.
El riesgo aumentó junto con la cantidad de brotes de fiebre. El riesgo fue 1.3 veces más alto con una o dos fiebres tras la semana 12 del embarazo. Y en las mujeres que tuvieron tres o más fiebres después del primer trimestre, el riesgo de autismo fue más de tres veces más alto, reportaron los investigadores.
Además, las mujeres que tomaron acetaminofén para la fiebre en el segundo trimestre solo experimentaron una reducción ligera en las probabilidades de que su hijo tuviera autismo, encontraron los investigadores.
Pero entre las madres que tomaron ibuprofeno (Advil) no se reportaron casos de autismo. Sin embargo, los investigadores no pudieron saber si el fármaco redujo el riesgo de autismo, porque solo unas pocas mujeres tomaron ibuprofeno para la fiebre, apuntó Hornig.
Reaccionando al estudio, el Dr. Trevor Resnick, neurólogo pediátrico en el Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami, comentó que estos hallazgos no son inesperados.
“El autismo es una función cerebral anómala. El desarrollo cerebral anómalo puede ser causado por muchas cosas, incluyendo los genes y ciertas enfermedades que afectan al cerebro”, dijo Resnick.
Si hay alguna lesión en el cerebro durante su desarrollo, puede predisponer a un niño al autismo, dijo.
“Pero no tiene que ser autismo, podría ser epilepsia, o una malformación cerebral, dependiendo de qué virus es y cómo afecta al desarrollo cerebral. No es difícil imaginar que podría haber un virus que afecte al desarrollo cerebral y resulte en autismo”, aseguró Resnick.
Pero no está claro si la fiebre predispone al bebé al autismo, o se trata de la causa de la fiebre o la respuesta inmunitaria del cuerpo a la infección, señaló Resnick.
“Las mujeres no deben asustarse”, aconsejó. “Algunas mujeres podrían tener la mala suerte de contraer el virus incorrecto en el momento incorrecto, y están en riesgo. Predominantemente, las mujeres que contraen virus tienen bebés que están bien”, dijo Resnick.
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