Cómo evitar problemas con la comida de los niños
Todos conocemos a uno—el quisquilloso con las comidas. Comen lo mismo, pocos alimentos día tras día. Solo les gustan opciones no saludables, tales como papas fritas, dulces y refrescos. Se niegan a probar algo nuevo. Se convierte en una batalla para los padres en el hogar y en la escuela. Con el tiempo, la batalla termina agotándolo a usted. En el caso de un niño de corta edad (edad preescolar), esto es normal. La mayoría de los niños superan sus hábitos alimenticios quisquillosos. Sin embargo, los niños que tienen una discapacidad del desarrollo, como el autismo, pueden ser quisquillosos con las comidas durante un tiempo mucho más largo. Incluso podría ser de por vida.
Sus propios hábitos a la hora de comer pueden afectar a su hijo. Como padre, es su tarea proporcionar comidas saludables. No tienen que ser sofisticadas o caras. Los padres deben establecer un horario regular para las comidas y meriendas. El plan se puede ajustar a las necesidades y actividades de la familia. Sin embargo, usted debe tratar de mantenerlo lo más regular posible.
Camino hacia una mejor salud
Si su hijo quisquilloso con la comida está creciendo normalmente, está activo y es saludable, es probable que esté recibiendo lo que necesita. Continúe ofreciendo una mezcla de proteínas (carne, huevos, frijoles o queso), verduras (congeladas o enlatadas está bien) y una pequeña porción de un carbohidratos saludables (pasta de trigo integral o pan, camotes, quinua, arroz integral o avena pura). Si usted está tratando con un hijo súper quisquilloso con las comidas, esto puede ayudar:
Sea un buen ejemplo. Llene su plato con alimentos saludables. Controle el tamaño de las porciones.
Invite a su hijo a planificar la comida y prepararla. Los niños pequeños pueden cortar cosas blandas, como los plátanos. Pueden cortar la lechuga, verter los ingredientes y mezclar.
Coman juntos como una familia y en la mesa familiar. Es un buen momento para hablar entre sí. Esto quita el foco de la exigencia con las comidas.
Evite distracciones durante las comidas. Esto significa nada de televisión, teléfonos celulares u otros dispositivos electrónicos.
Añada color a su menú. Trate de elegir alimentos que tengan color para que parezca interesante. Brócoli, remolacha, camote, calabaza amarilla, manzanas rojas y naranjas son buenas opciones.
Ofrezca opciones. No le pregunte a su hijo si quiere coliflor. Pregúntele si preferiría comer coliflor o brócoli. No se olvide de preguntarle cómo le gustaría que lo preparen. Con la coliflor, por ejemplo, las opciones son infinitas: al vapor, asada, en puré o cortada en trozos pequeños para mojar.
Sea creativo. Sirva los alimentos con formas o en platos divertidos. Añada una decoración de mesa divertida para mostrar que las comidas son momentos familiares divertidos.
Moje el alimento. A los niños les encanta mojar su comida. Corte pimientos verdes, rojos, amarillos, apio o manzanas en tiras para mojar.
Trabaje con su hijo para inventar nuevos aperitivos.
Nombre sus recetas o alimentos para que sea más divertido. Por ejemplo, trate de servir los “guisantes perfectos de papá”, la “súper calabaza de mi hermanita” o los “excelentes huevos de mamá”.
Hacer actividad/tener hambre. Cuanto más activo esté su hijo, más hambre tendrá. Haga que su hijo juegue al aire libre o haga ejercicio dentro de los 30 minutos antes de sentarse a comer.
Recuerde ser paciente. Probar nuevos alimentos requiere tiempo. No se sorprenda si tiene que servir algo 12 veces diferentes antes de que su hijo haga el mínimo progreso.
Cuestiones a considerar
No piense en la exigencia con la comida como una batalla. Si lo hace, su hijo sentirá su ira y frustración. Eso hará que el problema empeore. Mantenga la calma y sea paciente. Mire cómo está manejando la situación. Vea si puede mejorar. Por ejemplo:
No abrume a su hijo con grandes porciones. Si a su hijo no le gustan las verduras, entonces una porción enorme no va a ayudar. Considere la posibilidad de servir porciones pequeñas en un plato grande para que se vea como si no hubiera casi nada en el plato.
Si tiene éxito en las comidas, considere formas de mejorar la hora de la merienda. Considere formas saludables de servir mantequilla de maní o vegetales. Y no deje que su hijo “picotee” fuera del horario de aperitivos y comidas programado.
El jugo no es un sustituto de las frutas. De hecho, el jugo contiene tanto azúcar que es mejor no servirlo.
No obligue a su hijo a comer. Esto hace que sea una batalla. Su hijo tiene la energía suficiente para esperar a que pase la batalla.
No soborne a su hijo. Sobornar se convierte en un hábito y su hijo nunca probará nuevos alimentos sin una recompensa.
No satisfaga las solicitudes individuales de comida cada noche. Su trabajo es servir una comida saludable, no alimentos especiales para cada miembro de la familia.
No se estrese si su hijo no está comiendo cantidad suficiente de un alimento saludable. Su hijo decidirá la cantidad que puede manejar.
No obligue a su hijo a comer. Esto hace que sea una batalla. Su hijo tiene la energía suficiente para esperar a que pase la batalla.
Si las comidas se vuelven difíciles, intente presentar a su hijo nuevos alimentos en la tienda de comestibles. Puede ser divertido mirar todas las diferentes selecciones y colores. Hable sobre cómo usted podría prepararlo.
No prohíba ciertos alimentos. Solo hace que la batalla empeore. En su lugar, limítelos.
No use el postre como recompensa o castigo. Si elige servir el postre, haga que sea parte de la comida.
No se olvide de enseñar el comportamiento a la hora de comer. Si a su hijo no le gusta algo, enséñele a rechazarlo educadamente y a no hacer una escena. Respete su opinión después de uno o dos intentos razonables para introducir nuevos alimentos.
Almuerzos escolares
La mayoría de las escuelas privadas y públicas en los EE.UU. ofrecen una variedad de alimentos saludables para satisfacer las diferentes preferencias. Algunas escuelas ofrecen sugerencias para el almuerzo sobre qué elementos van de la mano. Esto ayuda a que los estudiantes eviten escoger todos los hidratos de carbono o todas las frutas.
La Academia Estadounidense de Médicos de Familia (AAFP) sugiere que una buena nutrición es la piedra angular de la salud y debe reflejarse en todas las ofertas/opciones dietéticas en las escuelas, (por ejemplo, servicio de alimentos, comidas, expendedora, contratistas externos, etc.). Los productos con poco o ningún valor nutricional deben ser reemplazados por alternativas más saludables.
Si usted está preparando el almuerzo escolar de su hijo, coloque alimentos saludables. Haga que sea divertido con emparedados con formas diferentes, formas vegetales y mucho más. Intente introducir un nuevo alimento con un “tamaño de muestra”. Añada una nota cariñosa para animar a su hijo a probarlo. Si su hijo compra su almuerzo en la escuela, hable con los maestros de su escuela o el personal de la cafetería para averiguar lo que se ofrece. Establezca reglas con su hijo respecto de comprar “extras”, tales como dulces y papas fritas (por lo general solo una opción en el nivel secundario). Averigüe si su escuela puede poner un “límite” en la cuenta de almuerzo de su hijo para evitar que compre alimentos no saludables u otra cosa.
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