Cuando los síntomas de menopausia empeoran, el corazón podría pagar un precio
Podría haber un vínculo entre la gravedad de los síntomas menopáusicos de una mujer y su riesgo de enfermedad cardiaca, sugiere un estudio reciente.
Aunque la investigación no pudo probar causalidad, es “otro estudio importante que resalta los factores de riesgo específicos según el sexo de la enfermedad cardiaca”, apuntó la Dra. Rachel Bond, directora de salud cardiaca de las mujeres en el Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.
Bond no participó en la nueva investigación, pero dijo que debería “animar a los médicos a recolectar un historial más completo de los síntomas [menopáusicos]” para ayudar a prevenir los problemas del corazón.
El estudio fue dirigido por Kerrie Moreau, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, en Aurora. Su equipo siguió los resultados de 138 mujeres menopáusicas para comparar el estado de ánimo, los síntomas de menopausia y la calidad de vida con marcadores clave del “envejecimiento vascular”, que es la condición de los vasos sanguíneos mientras envejecen.
En todas las etapas de la menopausia, el endurecimiento de las arterias y la disfunción de los vasos sanguíneos se asociaron con unos síntomas menopáusicos más frecuentes y más graves en las mujeres, además de una calidad de vida más baja.
Aunque estudios anteriores han encontrado un vínculo firme entre los “sofocos” y un aumento en el riesgo de enfermedad cardiaca y muerte, este estudio encontró que la frecuencia, pero no la gravedad, de los sofocos se asociaba de forma específica con un mayor endurecimiento de las arterias y disfunción de los vasos sanguíneos.
La Dra. Jill Rabin ayuda a dirigir la atención ambulatoria en los Programas de Salud de las Mujeres de Northwell Health, en New Hyde Park, Nueva York. Al leer los hallazgos, dijo que no eran sorprendentes, dado el rol del estrógeno en la salud cardiaca.
Esta hormona “es un antioxidante potente y un mediador de la salud vascular a través de su efecto en la serotonina [otra hormona], que ayuda a regular nuestros controles de temperatura, nervios y sistema cardiovascular”, explicó Rabin.
Rabin cree que los declives en el estrógeno durante la menopausia podrían explicar los cambios en los riesgos cardiacos. Por tanto, “los sofocos podrían ofrecer un espejo real respecto al riesgo vascular de las mujeres”, razonó Rabin.
Pero enfatizó que la enfermedad cardiaca no es inevitable para nadie.
“Seguir un estilo de vida saludable y explorar estos problemas con el médico pueden ayudar a reducir el riesgo personal de enfermedad cardiaca de una mujer”, afirmó Rabin.
La terapia de reemplazo hormonal es otra opción, anotó Bond, pero sus vínculos con ciertos tipos de cáncer e incluso con el accidente cerebrovascular significan que se debe utilizar de forma juiciosa.
“Tratar estos síntomas de menopausia o no con terapia de reemplazo hormonal sería una decisión clínica difícil, dado que conlleva sus propios efectos secundarios y riesgos significativos”, añadió Bond.
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