La obesidad aumenta el riesgo de asma infantil en un 30 por ciento
El asma, una enfermedad pulmonar que provoca una respiración sibilante, es también otro problema vinculado con un exceso de peso en la niñez, sugiere un estudio reciente.
La investigación plantea que hasta un 10 por ciento de los casos de asma pediátrico en Estados Unidos se podrían evitar si se eliminara la obesidad en la niñez.
“Hay muy pocos factores de riesgo prevenibles del asma… en realidad, quizá la obesidad sea el único. Alrededor de 6 a 8 millones de niños tienen asma, así que si se eliminaran un 10 por ciento de esos casos (al erradicar la obesidad) eso equivaldría a hasta 800,000 niños sin asma”, comentó el autor principal del estudio, el Dr. Jason Lang.
Lang es profesor asociado en la división de alergias, inmunología y medicina pulmonar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.
Alrededor de 18 por ciento de los niños de Estados Unidos son obesos. Esto puede afectar su calidad de vida y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, advirtieron los autores del estudio.
Aunque el asma y la obesidad en la adultez se han vinculado, ha habido un debate sobre si la obesidad es un factor en el asma de la niñez, explicaron los investigadores. El estudio actual buscaba abordar algunas de las dificultades de las investigaciones anteriores, dijo Lang.
La nueva investigación observó datos de más de medio millón de niños y de unos 19 millones de visitas al médico. Las visitas ocurrieron en uno de seis importantes centros de salud pediátrica a lo largo de Estados Unidos.
Los niños fueron diagnosticados con asma en una o más de las citas en el médico. También recibieron pruebas de la función pulmonar (un paso que faltaba en algunas investigaciones anteriores) y una receta, por ejemplo un inhalador, para tratar su asma.
Los niños que eran obesos tenían un 30 por ciento más de probabilidades de que les diagnosticaran asma. Los niños que tenían sobrepeso presentaban un aumento del 17 por ciento en el riesgo de que les diagnosticaran asma, mostraron los hallazgos.
¿Cómo podría el exceso de peso conducir al asma?
Nadie lo sabe con certeza. Y este estudio no prueba una relación causal.
Pero hay varias teorías, dijo Lang. Una es que los niños obesos podrían tener alteraciones en el crecimiento pulmonar que podrían conducir a unas vías respiratorias más pequeñas, lo que permitiría una mayor obstrucción del flujo del aire. Es posible que la obesidad pueda conducir a cambios que hagan que los pulmones tengan un mayor exceso de reactividad, sugirió.
Lang dijo que también es posible que otras afecciones vinculadas con la obesidad (como el reflujo ácido o la apnea del sueño) pudieran contribuir al asma. “O quizá no sea una sola cosa. Podría ser una combinación”, aseguró.
La Dra. Sophia Jan, jefa de pediatría en el Centro Médico Pediátrico Cohen en New Hyde Park, Nueva York, dijo que el vínculo entre ambas afecciones no está claro, pero que la inflamación provocada por la obesidad podría tener un rol. También sugirió que ciertos genes podrían subyacer a ambas afecciones.
Y por último, “una vez un niño ha desarrollado obesidad, es probable que el peso en el pecho y la parte superior del pecho ejerza peso en sus pulmones, afectando así a la capacidad general de los pulmones de expandirse y funcionar”, comentó. Jan también sospecha que múltiples factores vinculan a la obesidad y al asma.
¿Qué pueden hacer los padres?
Según Lang, “hay literatura que muestra que cuando los niños y adultos pierden peso, su asma mejora mucho y podría incluso desaparecer del todo”.
Anotó que la actividad física es una parte importante de cualquier esfuerzo por perder peso, y sugirió que los niños sigan las directrices recomendadas y que hagan al menos una hora de actividad física al día.
“La actividad expande los pulmones y provee periodos de alta ventilación. Para los pulmones, hacer eso es sano”, aseguró Lang.
Jan añadió que mantener un peso sano es saludable por muchos motivos.
“Además de los beneficios cardiovasculares a largo plazo (como prevenir la enfermedad cardiaca, el accidente cerebrovascular y la diabetes) hay numerosos beneficios a corto plazo, entre ellos reducir el riesgo de apnea del sueño, acidez, piedras en la vesícula, dolor muscular y articular, una autoestima baja, la ansiedad y el acoso”, apuntó.
Y ahora, a esa lista se puede añadir prevenir o minimizar la gravedad del asma, anotó.
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