¿Los medios sociales empujan a los adolescentes a la depresión? No, según un nuevo estudio
El tiempo que los adolescentes pasan en Instagram, Snapchat o Facebook no los está llevando a la depresión, plantea un estudio reciente.
De hecho, los investigadores canadienses encontraron que la relación funcionaba en la dirección opuesta: las chicas adolescentes que ya estaban deprimidas tendían a pasar más tiempo en los medios sociales, para intentar sentirse mejor.
Esos hallazgos contradicen a una serie de estudios recientes que afirmaban que los adolescentes y los adultos jóvenes eran más propensos a deprimirse si usaban los medios sociales con una mayor frecuencia.
Pero esos estudios solo observaron la depresión y el uso de los medios sociales en los adolescentes en un momento del tiempo, tomando una sola “instantánea” en encuestas que no podían evaluar qué factor influye en el otro, explicó Pamela Rutledge, directora del Centro de Investigación sobre la Psicología de los Medios en Santa Bárbara, California.
El nuevo estudio observó a las personas a lo largo del tiempo, e intentó encontrar el sentido de sus conductas a lo largo del tiempo, comentó Rutledge, que no participó en la investigación.
“Tiene mucho sentido para mí, porque también sabemos que los medios sociales pueden tener muchos beneficios”, dijo. “Todo tiene algo positivo y algo negativo. Los medios sociales son magníficos, y hay muchas formas de utilizarlos”.
A partir de 2017, investigadores dirigidos por Taylor Heffer de la Universidad de Brock en St. Catharines, Ontario, encuestaron a casi 600 estudiantes de sexto, séptimo y octavo cursos en Ontario una vez al año durante dos años. También realizaron encuestas anuales de más de 1,100 estudiantes universitarios durante seis años, comenzando en 2010.
Los investigadores usaron un cuestionario estándar para medir los síntomas de depresión. También pidieron a los participantes que estimaran su uso promedio de los medios sociales durante los días de semana y los fines de semana, el tiempo que pasaban regularmente ante las pantallas, y el tiempo que pasaban en actividades no relacionadas con las pantallas, como las tareas o el ejercicio.
Entonces, observaron las respuestas de cada participante a lo largo del tiempo, para ver cómo cambiaban los síntomas de depresión o el uso de los medios sociales de un año a otro.
El uso de los medios sociales no predijo el desarrollo de los síntomas de depresión entre los estudiantes escolares ni universitarios, encontraron los investigadores.
Al contrario, las chicas en edad escolar con más síntomas de depresión tendían a usar más medios sociales a lo largo del tiempo. Los investigadores no encontraron la misma asociación entre los chicos en edad escolar ni entre los estudiantes universitarios.
“Sin duda es más sofisticado que informes anteriores”, afirmó John Piacentini, director del Centro de Educación y Respaldo de la Resiliencia en la Ansiedad Infantil de la UCLA. “Lo creo. Pienso que es una buena contribución, y clarifica esta pregunta de forma importante”.
Rutledge comentó que quizá las chicas que sufren de depresión encuentren consuelo en Snapchat o Instagram.
“Si su vida fuera de línea es desagradable, se sienten marginadas en la escuela, cuando entran en línea a una de esas comunidades se sienten bien, porque ahora son un miembro valioso de algo”, “Quizá usan más los medios sociales para conectarse con las personas, y si no lo hicieran, tal vez estarían más aisladas”.
Tiene sentido que los jóvenes usen los medios sociales de forma distinta según sus características individuales, señaló el Dr. Paul Weigle, psiquiatra infantil y adolescente en Mansfield Center, Connecticut.
“Debemos observar más de cerca a los grupos y a qué hace que los jóvenes sean diferentes en sus experiencias con los medios sociales”, planteó. Por ejemplo, los adolescentes que afrontan una depresión o ansiedad quizá prefieran socializar en línea porque controlar las interacciones resulta más fácil.
“Pueden detenerse y pensar antes de responder”, dijo Weigle. “No tienen que preocuparse sobre los cambios en su voz o su apariencia mientras responden”.
Como en todas las cosas, la moderación es importante, añadió.
“Puede conducir a un patrón de evitación”, advirtió Weigle. “Algunos jóvenes deprimidos usan los medios sociales y otros tipos de medios de pantallas como escape de sus problemas en el mundo real. Cuando evitan sus problemas en el mundo real, esos problemas tienden a crecer en lugar de reducirse”.
Rutledge sugirió que los padres hablen abiertamente con sus hijos sobre cómo usan los medios sociales y sobre cómo se sienten, en lugar de dar por sentado que Facebook está haciendo que su hijo o hija se sientan deprimidos.
“Lo que sucede con frecuencia es que los padres se muestran tan negativos respecto a los medios sociales que sus hijos no hablan con ellos sobre el tema, porque tienen miedo de que se los prohíban”, indicó Rutledge, y añadió que es importante comprender lo que está sucediendo con los jóvenes y ver cómo todo encaja entre sí.
“En el lado negativo, es posible que estén viendo a toda esa gente cuyas vidas parecen mejores que las suyas y que se sientan inferiores”, dijo Rutledge. “O es posible que sea un escape de cosas que de verdad les están molestando. Solo están viendo videos de gatos o viendo a gente jugar videojuegos en los canales de Twitch”.
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