‘Súper mamás’ y ‘súper papás’: los conflictos entre el trabajo y el hogar afectan a ambos sexos
Al contrario de los estereotipos, no solo las mujeres luchan por equilibrar las responsabilidades laborales y las familiares, según un nuevo informe.
En una revisión de más de 350 estudios, los investigadores encontraron que, en general, hombres y mujeres reportaron unos niveles similares de “conflictos entre el trabajo y la familia”.
Esto contradice la creencia común de que hacer malabarismos entre el trabajo y la familia es estrictamente un problema de las mujeres, dijeron los investigadores.
“Tanto las mujeres como los hombres tienen dificultades con esto, y debemos incluir a los hombres en la conversación”, planteó la investigadora líder, Kristen Shockley, profesora asistente de psicología en la Universidad de Georgia.
Si uno se orienta por los medios de comunicación populares, quizá parezca que solo las mujeres tienen que buscar el equilibrio entre trabajo y familia, anotó Shockley.
Debido a ello, es más probable que las mujeres anticipen problemas, dijo Shockley. Además, añadió, “las mujeres quizá estén más socializadas para pensar que hablar sobre estos temas es adecuado”.
Por otra parte, los hombres podrían no expresar sus dificultades, ya sea debido a la idea tradicional del hombre como el “sostén de la familia” o por el temor de que podría socavar su carrera.
Pero un estudio anónimo puede sacar a la luz sentimientos que por lo demás podrían estar ocultos, apuntó Shockley. Hacen preguntas directas, como por ejemplo, si están de acuerdo con declaraciones como “mi trabajo interfiere con mi familia más de lo que me gustaría”.
La revisión de la investigación encontró que, al expresarlo así, hombres y mujeres reconocieron niveles similares de conflictos entre el trabajo y la familia.
Kei Nomaguchi, profesora asociada de sociología en la Universidad Estatal de Bowling Green, en Ohio, dijo que “es verdad que se trata también de un problema para los hombres”.
Nomaguchi, que estudia temas relativos al trabajo y la familia, no participó en la nueva investigación.
“Cada vez se espera más que los hombres pasen más tiempo con su familia, sobre todo cuando tienen hijos pequeños”, dijo Nomaguchi. Pero al mismo tiempo, añadió, pueden sentirse presionados para cumplir con el rol masculino tradicional de proveedor orientado hacia la carrera profesional.
Aun así, los nuevos hallazgos no significan que los hombres y las mujeres se hayan “igualado” respecto al trabajo y a la familia.
Nomaguchi apuntó a una limitación clave de los estudios analizados por el esquipo de Shockley: encuestaron a personas que tenían trabajo en ese momento. De forma que no tomaron en cuenta a los que habían tenido que dejar el trabajo porque hacer malabarismos entre el trabajo y la familia les resultó demasiado difícil.
“Las mujeres en esos estudios eran las que habían podido encontrar algún tipo de equilibrio entre el trabajo y la familia”, aseguró Nomaguchi.
Shockley se mostró de acuerdo. Y más allá de esto, dijo, los estudios no revelan cómo los conflictos entre el trabajo y la familia afectaban a los hombres y a las mujeres.
Por ejemplo, ¿las mujeres normalmente se sienten más culpables cuando el trabajo afecta al tiempo familiar?
Otras investigaciones sugieren que es así, dijo Nomaguchi.
“Después de que el bebé nace, a las mujeres les preguntan si van a volver al trabajo”, anotó Shockley. “Nadie le hace esa pregunta a los hombres”.
Además, dijo Nomaguchi, las responsabilidades familiares de las mujeres con frecuencia van más allá de sus hijos. También podrían atender a sus padres viejos o a otros familiares con enfermedades o discapacidades.
Los ingresos familiares también son importantes. En las familias con unos ingresos más bajos, anotó Nomaguchi, los padres con frecuencia tienen trabajos que no ofrecen licencias u horarios flexibles. Esto significa, sobre todo para las madres, que podrían perder su trabajo si necesitan tiempo para atender a su familia.
Los trabajos de ingresos más altos probablemente ofrezcan más flexibilidad, planteó Nomaguchi. Pero también pueden requerir que la gente trabaje más en casa, o que estén siempre “de guardia”.
Aunque los conflictos entre el trabajo y la familia quizá no afecten a hombres y mujeres exactamente de la misma forma, está claro que los hombres se enfrentan a desafíos, dijeron ambas investigadoras.
Pero eso no se refleja en el lugar de trabajo.
Según el equipo de Shockley, apenas un 9 por ciento de los lugares de trabajo de EE. UU. ofrecen una licencia paterna con paga, mientras que casi un 22 por ciento ofrecen una licencia materna con paga.
“Encontrar una licencia familiar que sea igual para hombres y mujeres es bastante raro”, comentó Shockley.
En parte, una creencia de que los hombres no necesitan o no desean licencias podría subyacer a esta situación, anotó.
Pero las evidencias sugieren lo contrario, dijo Nomaguchi. “Muchos hombres reportan conflictos entre trabajo y familia”, dijo. “Y es bueno que se esté reconociendo”.
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