Vapear puede dañar el ADN, ¿pero provoca cáncer?
Los cigarrillos electrónicos producen sustancias que pueden dañar el ADN de una persona, el primer paso en un camino que podría conducir al cáncer, informa un nuevo estudio.
La saliva de un pequeño grupo de usuarios de cigarrillos electrónicos contenía unos niveles más altos de tres compuestos que dañan el ADN, señalaron los investigadores. Esas sustancias son el formaldehído, la acroleína y el metilglioxal.
Además, cuatro de los cinco usuarios de cigarrillos electrónicos mostraron un mayor daño en el ADN de la boca relacionado con la exposición a la acroleína, en comparación con las personas que no vapean.
“Este es un dispositivo que se considera más seguro en comparación con los cigarrillos regulares, y estoy de acuerdo con eso, porque no tenemos los mismos niveles de carcinógenos que están presentes en el tabaco”, comentó la investigadora sénior, Silvia Balbo, profesora asistente en el Centro Oncológico Masónico de la Universidad de Minnesota.
“Pero creo que solo considerar estos dispositivos como seguros por esta comparación no es suficientemente bueno”, dijo Balbo. “No es suficientemente bueno decir que algo es seguro porque no es tan malo”.
Pero añadió que este estudio por sí mismo no prueba que los cigarrillos electrónicos provoquen cáncer, solo que los dispositivos producen sustancias que dañan al ADN en formas que pueden conducir al cáncer.
“Este estudio no puede determinar si los cigarrillos electrónicos son carcinógenos o si provocan un riesgo de cáncer”, apuntó Balbo, y anotó que el alcohol y la luz del sol también dañan el ADN.
Este es el más reciente en una serie de estudios que han cuestionado la seguridad de los cigarrillos electrónicos. En junio, un estudio publicado en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology reportó que los saborizantes químicos de los cigarrillos electrónicos dañan las células de los vasos sanguíneos de una forma que podría desencadenar un futuro daño cardiaco.
En su estudio, Balbo y sus colaboradores deseaban recabar más información sobre los tipos de sustancias producidas por los cigarrillos electrónicos que entran en los cuerpos de las personas que vapean.
Reclutaron a cinco usuarios de cigarrillos electrónicos y recolectaron muestras de saliva antes y después de una sesión de vapeo de 15 minutos, y buscaron sustancias específicas que se sabe que dañan al ADN.
Para valorar los posibles efectos a largo plazo de vapear, los investigadores también recolectaron muestras de células de las bocas de los voluntarios, y evaluaron el daño en su ADN.
“Básicamente, la idea aquí es observar todo lo que se genere durante el vapeo y que esté presente en la saliva, y entonces determinar si puede dañar el ADN”, apuntó el investigador principal, Romel Dator, asociado postdoctoral en el Centro Oncológico Masónico.
Los hallazgos más preocupantes se relacionaron con la acroleína, que se produce cuando el glicerol se calienta. El glicol de propileno y la glicerina vegetal son dos de los cuatro ingredientes principales encontrados en el líquido de los cigarrillos electrónicos, según la Asociación de Defensores del Consumidor de Alternativas Libres de Humo (Consumer Advocates for Smoke-Free Alternatives Association).
“Las personas que vapean tienen unos niveles más altos de daño en el ADN generado por la acroleína que las personas que no vapean”, advirtió Balbo.
Los investigadores planifican seguir este estudio preliminar con un estudio más grande que cuente con más usuarios de cigarrillos electrónicos. También desean comparar los niveles de daño en el ADN entre los usuarios de cigarrillos electrónicos y los fumadores de cigarrillos regulares.
Se necesitará más investigación para ver si los niveles de esas sustancias son suficientemente concentrados como para ser nocivos para la salud humana, dijo el Dr. Norman Edelman, asesor científico sénior de la Asociación Americana del Pulmón (American Lung Association).
“Un antiguo químico alemán dijo ‘cualquier cosa es un veneno potencial. Todo depende de la dosis'”, apuntó Edelman. “Está bastante claro que hay sustancias en el aerosol que las personas inhalan cuando vapean que son carcinógenas, pero no sabemos si causarán cáncer y en qué grado”.
Saber si vapear aumenta el riesgo de cáncer o no podría conllevar décadas, a medida que las personas que vapean desarrollen o no la enfermedad, dijo Edelman.
“En general, las sustancias que causan cáncer en el aerosol vapeado se encuentran a unos niveles más bajos que las sustancias que causan cáncer en el tabaco combustible ordinario”, indicó.
“Sin embargo, las sustancias no solo se encuentran ahí, sino que están en concentraciones suficientes para provocar daños en el ADN, lo que es un primer paso para provocar cáncer”, advirtió Edelman.
Gregory Conley, presidente de la Asociación Americana del Vapeo (American Vaping Association), una asociación de defensoría, dijo que el hallazgo del estudio no se debe exagerar.
“Aunque es admirable que los autores planifiquen realizar más investigación que en realidad compare los efectos del vapeo con fumar cigarrillos, exagerar los resultados de un estudio piloto pequeño y sin publicar que no tuvo un grupo de comparación de fumadores es irresponsable”, planteó.
“Confiamos en que estudios futuros con unos controles adecuados y un seguimiento a mayor plazo respalden el estimado de Public Health England y de otras organizaciones médicas de que vapear es al menos un 95 por ciento menos peligroso que fumar”, concluyó Conley.
Los investigadores presentaron los hallazgos el lunes en la reunión anual de la Sociedad Química Americana (American Chemical Society), en Boston. Las investigaciones presentadas en las reuniones usualmente se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales.
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