Los genes solo tienen parte de la culpa en la obesidad
Si tiene problemas para permanecer delgado, no le eche toda la culpa a su ADN.
Las personas que portan los llamados genes de la “obesidad” tienden a ganar más peso si no hacen ejercicio o no duermen lo suficiente, señaló Timothy Frayling, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter, en Inglaterra.
“Uno no puede cambiar los genes, pero solo explican parte del peso”, dijo Frayling. Eso significa que incluso las personas con una inclinación genética a aumentar de peso pueden controlarlo si comen bien y hacen ejercicio.
Frayling y sus compañeros de investigación siguieron los patrones de actividad física y sueño de unas 85,000 personas de 40 a 70 años de edad en Inglaterra. Los participantes usaron unos acelerómetros que permitieron a los investigadores estimar la cantidad de ejercicio y la calidad del sueño.
El equipo también computó una puntuación de riesgo genético para cada persona, basándose en 76 variantes comunes que se sabe que se asocian con un mayor riesgo de obesidad.
La genética explicó una parte, pero no todo, el riesgo de obesidad de una persona, concluyeron los investigadores.
Por ejemplo, una persona con una estatura promedio que tuviera 10 factores de riesgo genéticos de la obesidad aumentó un promedio de 8 libras (3.6 kilos) a lo largo de su vida si tendía a ser sedentario, pero solo unas 6 libras (4 kilos) si hacía más actividad física, apuntaron los autores del estudio.
Los resultados fueron similares respecto a la falta de sueño. Las personas con un cierto riesgo genético de obesidad tendían a tener un índice de masa corporal (IMC) si se despertaban con frecuencia o dormían de forma más inquieta, mostraron los hallazgos del estudio. El IMC es una medida de la grasa corporal basada en la estatura y el peso.
“Para las intervenciones de salud pública, de dieta y de ejercicio, nuestro estudio sugiere que enfocar los recursos limitados en las personas que son más susceptibles debido a sus genes y a sus estilos de vida resultará más rentable”, aseguró Frayling.
Unos expertos en la obesidad dijeron que los resultados del estudio tienen sentido, dado lo que se sabe sobre los factores que contribuyen al exceso de peso.
“La obesidad es una enfermedad del almacenamiento de la energía, que es provocada por desequilibrios hormonales”, comentó el Dr. Mitchell Roslin, jefe de cirugía de la obesidad en el Hospital Lenox Hill, de la ciudad de Nueva York. “La genética tiene un rol, pero la actividad y el ambiente también influyen en la expresión genética”, explicó.
“Muchos creen que la obesidad es una enfermedad epigenética, lo que significa que no son los genes en sí, sino la manera en que el ambiente cambia su forma”, siguió Roslin. “Imagine que los genes son piezas de un rompecabezas. El ambiente monta el rompecabezas. Nuestras acciones importan, y aunque nuestros genes influyen en nuestra conducta, nuestra conducta influye la forma en que los genes funcionan y su efecto en el cuerpo”.
El Dr. Jamie Kane, presidente del Centro de Gestión del Peso en el Hospital de Syosset de Northwell Health en Syosset, Nueva York, afirmó que el estudio “parece verdadero basándose en la investigación disponible hasta la fecha, y también en mi experiencia clínica”.
Kane y su personal intentan “observar el estilo de vida, y trabajar al nivel más estricto con los pacientes, porque no sabemos quién porta qué genes”, dijo.
Quizá amerite más dedicación, pero una persona puede vencer la genética que de otra forma quizá conduzca a la obesidad, concluyó Kane.
“Hay una cantidad muy baja de personas que sufren de una obesidad mórbida que es puramente genética”, dijo. “En la mayoría de esos casos, quizá el individuo tenga que hacer mucho más ejercicio que la persona promedio, y quizá deba cambiar la dieta de forma dramática”.
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